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EL AYUNO Y LA ALIMENTACIÓN… ¡QUÉ PARADOJA!

¿Qué tal chicxs? Como podéis ver, el tema del ayuno intermitente ha dado para mucho… Si todavía no habéis leído las publicaciones anteriores os recomiendo que primero os paséis por allí para poder seguir el hilo. Una vez dicho esto, os resumo un poco el tema globalmente:

El ayuno es una condición metabólica que presenta varias fases y que, algunas personas que realizan cierto tipo de ejercicio físico, usa como herramienta para conseguir determinados objetivos. Esto no quiere decir que exista un patrón para esta práctica ni que sea beneficiosa para todo el mundo. Como habréis leído en la anterior publicación, cada persona tiene determinadas condiciones metabólicas y los resultados no serían los mismos para todos. Además, como ya sabéis, el ayuno tiene distintas fases, no siendo todas ellas beneficiosas para el organismo.

Una vez dicho esto, vamos a adentrarnos en una de las preguntas realizadas por una lectora:

¿Que suplementación alimenticia es recomendable usar cuando se realiza esta práctica?

Lo primero que hay que tener en cuenta es que esta práctica, es decir, el ayuno intermitente se fundamenta en no ingerir alimentos o en ingerir ciertos alimentos que no tengan aporte calórico, en un determinado período de tiempo, 14-16h, por lo que no tendría sentido hablar de alimentos que beneficien la autofagia (proceso metabólico que se busca y se favorece con el ayuno intermitente). Lo fundamental para que la autofagia sea efectiva es el ejercicio físico intenso y el ayuno intermitente.

La alimentación durante el ayuno intermitente se usa precisamente para romper ese ayuno y esto se explica en la publicación anterior. Como se comenta, la primera comida después del ayuno, es decir, la comida con la que se rompe el ayuno es la más importante, ya que después de 14-16h sin haber ingerido nada hay varios factores que se modifican en el organismo y que haya que tener en cuenta para que la ingestión de nutrientes no sea demasiado brusca para el organismo.

En cuanto a la suplementación, no es fundamental para esta práctica. Se supone que el metabolismo entra en fase de ayuno y pone en marcha la autofagia, degradando a través de varios procesos metabólicos las reservas del organismo. De este modo, se obtienen los monómeros constituyentes de las biomoléculas más importantes y otros tipos de compuestos para la obtención de energía. Es por ello que debería ser suficiente con la comida que se ingiere durante las horas que no son de ayuno. Siempre que estas comidas no supongan ni un exceso ni un déficit de importe calórico, deberían ser suficiente para la correcta realización de esta práctica.

Para lxs más curiosxs, hoy no traigo un dato bioquímico, sino que como ya llevamos unas cuantas publicaciones y creo que ya os estáis adentrando en el apasionante mundo de la bioquímica, os planteo una pregunta: Hemos estado hablando de los posibles beneficios que puede tener una práctica de ayuno intermitente para determinados deportistas y los procesos metabólicos que se llevan a cabo en el organismo con esta práctica. Sin embargo, no es oro todo lo que reluce… ¿algún/a curiosx podría explicar las bases metabólicas de un ayuno prolongado o llevado al extremo?

Para finalizar con esta publicación, queremos volver a hacer hincapié en que las prácticas que tienen que ver con modificaciones de las condiciones metabólicas del organismo deben ser analizadas y seguidas por profesionales y personas con conocimiento sobre el metabolismo, ya que este no es igual para todos y, por lo tanto, estas herramientas no pueden ser aplicadas de la misma manera para todos los individuos. Es importante saber que un ayuno prolongado o un ayuno intermitente usado durante un largo período de tiempo puede llegar a ser perjudicial para el organismo e incluso llevar a una condición de enfermedad.

Como ya sabéis, la química y la bioquímica son herramientas indispensables para poder dar una explicación científica a este tipo de prácticas y a los distintos resultados que se pueden obtener. ¡No dejéis de ser curiosxs y de usar la bioquímica día tras día! Os sorprendería la cantidad de dudas que es capaz de resolver…

Manuela Giraldo Acosta

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AYUNO INTERMITENTE Y EJERCICIO FÍSICO PARTE II

En la publicación anterior “Ejercicio físico y metabolismo: ayuno intermitente y autofagia” hubo una lectora que en un comentario nos planteó dos cuestiones:


¿Cuál es la mejor manera de romper el ayuno intermitente, es decir, cuál debe ser la primera comida después de un ayuno de 14-16h?


Suplementación alimenticia.


Como en Transforma-T nos encanta que seáis participantes activos y nos encanta la ciencia, vamos a intentar resolver estas dos cuestiones desde el punto de vista metabólico y bioquímico. ¡Allá vamos!

Durante el ayuno se producen cambios fisiológicos que varían según las reservas energéticas del individuo y con la duración del ayuno.
Cuando el ser humano recibe un aporte calórico normal, las principales biomoléculas (glúcidos, lípidos y proteínas) son asimilados de distinta forma en nuestro aparato digestivo y transportados a través de la sangre. Estas biomoléculas derivan en un proceso único, el ciclo de Krebs, mediante el cual se transforman en la energía necesaria para nuestro organismo.

¿Qué ocurre cuando no hay aporte calórico, es decir, en una sustracción de ayuno? El organismo cuenta con unas reservas que moviliza hacia el ciclo de Krebs para seguir obteniendo la energía necesaria.


Estas »reservas» se componen de: (tomamos referencias de un hombre de 70 kg y 1’70m, estos valores varían según altura, peso y sexo de la persona)

  • Glúcidos: duran unas 24 horas.
  • Lípidos: son la reserva más importante y duran unos 40 días. Es la principal fuente de energía en procesos de ayuno, debido a sus “ventajas energéticas” respecto a las otras dos.
  • Proteínas: en menor cantidad que las anteriores y apenas se consumen.
    Bioquímica del ayuno prolongado (más de 20h-días):
    La glucemia decrece en el ayuno y entramos en una primera fase en la que el combustible principal son los glúcidos. Primero se consume la glucosa circulante y posteriormente el glucógeno hepático y muscular.
    Se intensifica la gluconeogénesis (biosíntesis de glucosa) y la glucosa obtenida se dirige principalmente al sistema nervioso central (SNC). Tendremos también una mayor activación del sistema nervioso simpático que resulta en una mayor liberación de catecolaminas (adrenalina, noradrenalina).
    Se producen también cambios en los niveles de insulina y glucagón. Cuando la glucemia disminuye, los niveles de insulina bajan y las células del páncreas comienzan a liberar glucagón. Estos cambios producen la degradación de glucógeno hepático y la síntesis de glucosa por gluconeogénesis.

Es mediante este mecanismo como el organismo mantiene los niveles de glucemia durante el ayuno.
Esta estimulación de la gluconeogénesis produce la liberación de lactato, aminoácidos y glicerol, que son las principales fuentes de carbono para que se de este proceso.


Se activan por tanto las enzimas piruvato quinasa, fosfofructoquinasa-1 y glucoquinasa, así como las enzimas exclusivas de la gluconeogénesis: piruvato carboxilasa, fosfoenolpiruvato carboxiquinasa, fructosa-1,6-bifosfatasa y glucosa-6-fosfatasa.

En cuanto a las proteínas, se liberan los aminoácidos alanina y glutamina, a partir de los cuales se forman el alfa-cetoglutarato y el glutamato. Se libera el grupo amino al ciclo de la urea y se forma piruvato que va destinado a la gluconeogénesis.

En la segunda fase del ayuno el organismo entra en hipoglucemia y se empiezan a consumir los lípidos, concretamente los triglicéridos (TAGS) que es la forma de almacenamiento de estos lípidos, dando lugar a ácidos grasos y glicerol a través de la B-oxidación.


De la degradación de estos TAGS se produce acetilCoA y, a partir de este, cuerpos cetónicos, usados por el cerebro para la obtención de energía.
En esta segunda fase se da también un sistema compensatorio en el hipotálamo y se liberan:

  • Hormona de crecimiento (GH): impide el uso de la glucosa y tiene acción lipolítica y cetogénica.
  • ACTH: produce fosforilasa que, a su vez, estimula la glucogenólisis (degradación de glucógeno) y la formación de glucosa-6-fosfato.
    En glándulas suprarrenales se producen las siguientes adaptaciones:
  • Aumento de catecolaminas que inhiben la captación de glucosa por el músculo y acentúan la lipólisis.
  • Aumento de glucocorticoides que aceleran la liberación de aminoácidos a partir de las proteínas en el hígado.
    Los ácidos grasos libres obtenidos mediante esta oxidación de triglicéridos se emplean, una parte en la producción de calor y otra en la producción de Acetil CoA en el hígado. Y, a su vez, este AcetilCoA es transformado en cuerpos cetónicos, lo que produce acidosis metabólica.
    En la tercera fase el ayuno debe concluirse pues es una fase en la que el organismo ha acabado prácticamente todas sus reservas. En esta fase es en la que se comenzaría a degradar la proteína muscular y hepática, llevando a una desnutrición perjudicial para el organismo.
    Tenemos varios tipos de ayuno, un ayuno corto de 14/16/20 horas, como es el ayuno intermitente, y un ayuno largo. Este último tipo de ayuno sería el que tendría lugar si se completan las tres fases y el resultado sería una desnutrición severa.
    En la siguiente imagen resumimos los efectos de ayuno de 14/16 horas, es decir, un ayuno intermitente en el metabolismo.

¿Cómo rompemos este ayuno?


La primera comida después del ayuno es especialmente importante. En un ayuno corto no se dan adaptaciones fisiológicas muy marcadas, pero sí que disminuye la secreción de enzimas digestivas debido al período que hemos estado sin ingerir alimentos. Además, la glucemia en sangre ha bajado y no es conveniente elevarla bruscamente.


Por tanto, después del ayuno de 14-16h debemos evitar comida ultraprocesada o con alta carga glucémica. Lo óptimo sería escoger hacer una comida ligera que incluya una porción de grasa, una porción de proteína e incluso algún hidrato de carbono de bajo índice glucémico. También es muy recomendable acompañar la comida de piña o papaya debido a que son frutas que contienen enzimas digestivas como la papaína. Es mejor escoger carne blanca y si incluimos verduras es recomendable que estén cocinadas par facilitar la digestión. En el caso de incluir verdura también es una buena opción aliñarla con vinagre de manzana que, por su contenido en ácido acético, también nos ayudará a una mejor digestión.


Como conclusión, el ayuno intermitente (de 14-16 horas) tiene diversos beneficios aplicables a personas que realizan cierto tipo de ejercicio físico, por las adaptaciones que produce en el metabolismo. Sin embargo, como cualquier herramienta, un ayuno prolongado en el tiempo es perjudicial y peligroso para la salud. Además, es esencial que al realizar este tipo de prácticas exista la supervisión de una persona formada y titulada con conocimientos bioquímicos. Tengamos en cuenta que el metabolismo de cada individuo es diferente… sería un error pensar que todas las personas responderían de la misma manera a este tipo de práctica.

Ana María Amante Gregorio

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EJERCICIO FÍSICO Y METABOLISMO: Autofagia y ayuno intermitente.

¿Alguna vez has escuchado el término de autofagia?

La autofagia es un proceso de reciclaje que ocurre en todas las células y que permite degradar, dentro de los lisosomas, componentes celulares dañados o prescindibles (células que están funcionando mal, estructuras aberrantes, ciertos orgánulos que pueden estar teniendo fallos en su funcionamiento, residuos celulares…). Se trata de una respuesta esencial al ayuno nutricional que se desarrolla para poder adaptarnos a situaciones de estrés celular que pueda haber en el organismo y es un proceso esencial para la homeostasis del organismo.

La AUTOFAGIA ocurre mediante el siguiente procedimiento.

1) Se forma en el citoplasma una vesícula de doble membrana llamada autofagosoma.

2) Esta doble membrana «engulle» los componentes celulares a reciclar.

3) El autofagosoma se fusiona con un lisosoma, un orgánulo que contiene enzimas capaces de «digerir» estos componentes celulares dañados que se deben eliminar.

4) El material se degrada en pequeños componentes que vuelven a la célula como fuente de energía. Es importante destacar que al degradar estos componentes, también se obtiene materia prima para producir, por ejemplo, otras proteínas u otros orgánulos nuevos y útiles (proceso de reciclaje).

Proceso de autofagia.

¿Cómo se promueve la autofagia en el organismo?

Hay muchas herramientas que podemos utilizar para promover la autofagia, pero las más destacadas son el ayuno intermitente y el ejercicio físico de alta intensidad, así como la actividad física en ayunas.

Ayuno intermitente: se considera ayuno a partir de las 12-13 horas sin comer. Y además de promover la autofagia mejora la sensibilidad a la insulina y la secreción de hormona de crecimiento. Sin embargo ayunos demasiado largos podría elevar el cortisol y hacer que entremos en procesos de neoglucogénesis con la consiguiente degradación de masa muscular.

Entrenamientos de alta intensidad: consisten en 20-25 minutos de ejercicios funcionales en los que se elevan las pulsaciones y se activa el sistema nervioso simpático. Además de promover la autofagia tienen otros muchos beneficios. ¿Sabíais que este tipo de entrenamiento aumenta la oxidación de grasas después del ejercicio? 😉

Control de los macronutrientes: es necesario un conteo calórico que favorezca cierto déficit en las calorías ingeridas para que pueda darse la autofagia en el organismo.

Dietas bajas en carbohidratos. En este punto quiero destacar que estas dietas solo benefician nuestro metabolismo durante cortos períodos de tiempo.

Actividad del sistema nervioso simpático: todo lo que promueve la actividad del mismo promueve la autofagia también. Algunas de las herramientas que lo activan son la actividad física en ayunas porque favorece la liberación de catecolaminas ( adrenalina y noradrenalina).

Suplementos: hay ciertos suplementos que pueden ayudarnos un poquito a promover la autofagia como el café o té en ayunas o el aminoácido L-tirosina. También sensibilizadores a la insulina como la berberina y el ácido alfa-lipoico. Sin embargo, la base de todo y las herramientas que mayor impacto pueden tener son el ayuno intermitente y el ejercicio de alta intensidad.

BENEFICIOS DE LA AUTOFAGIA:

Desintoxicación y eliminación de residuos tóxicos en el organismo derivados de la nutrición y la exposición a fármacos y disruptores hormonales tales como el bisfenol A así como de estructuras celulares defectuosas.

Inmunomodulación: la autofagia mejora el funcionamiento del sistema inmunitario.

Mejoras en procesos inflamatorios como es la inflamación crónica de bajo grado. Disminución de las citocinas asociadas con esta inflamación.

Acelera el metabolismo y promueve un uso más eficiente de las reservas de grasa como fuente de energía.

Beneficios a nivel gastrointestinal : el propio ayuno intermitente mejora problemas de permeabilidad intestinal, fermentaciones, colon irritable, enfermedad de Crohn, colitis ulcerosa y otras muchas patologías asociadas al sistema digestivo y mejora la absorción de nutrientes.

– Mejora del rendimiento muscular: favorece el reciclaje que necesita el sistema muscular para eliminar los residuos celulares que se producen cuando hacemos ejercicio. Se produce la activación de células madre satélite que existen alrededor de nuestras células musculares y promueve que se produzcan más células musculares, por lo que favorece la hipertrofia muscular.

Mejora la sensibilidad a la insulina.

Previene el envejecimiento porque la longitud de los telómeros se acorta más lentamente. Así mismo, la pérdida de GH, DHEA, y testosterona (hormonas) es menor con el paso de los años.

Mejora el funcionamiento de las mitocondrias y favorece su biogénesis.

PROBLEMAS DERIVADOS DE LA AUTOFAGIA:

Como cualquier herramienta que en un principio debe de ser beneficiosa, la autofagia mal gestionada o llevada al extremo puede causarnos problemas de salud.

-La autofagia llevada al extremo puede causar catabolismo muscular. Para compensar exceso de actividad se libera cortisol que moviliza aminoácidos del sistema muscular para producir glucosa. Se produce neoglucogénesis muscular.

Alteraciones en el metabolismo: un proceso de autofagia alargado en el tiempo provoca como hemos dicho una liberación excesiva de cortisol, la tasa metabólica basal (gasto calórico en reposo en 24 horas) disminuye, entre otras alteraciones que puede provocar.

-Produce una alerta a nivel endocrino, nervioso y emocional conlleva una elevación de prolactina sobre todo en mujeres. Esto tiene como consecuencia que la TSH se eleve y la T3 disponible en sangre disminuya, con lo cual, el metabolismo se acaba ralentizando mucho y esto puede ser un problema.

-A largo plazo la autofagia también produce que los niveles de dopamina sean bajos. La persona sufrirá altibajos emocionales y desequilibrios en el sistema nervioso y emocional.

-La hipófisis no libera RH (hormona liberadora de gonadotropina), que es la encargada de activar el testículo en hombres y el ovario en mujeres para liberar hormonas sexuales con los problemas que esto conlleva.

Como podemos ver, la autofagia es un proceso fisiológico que cumple una función muy importante y necesaria en nuestro organismo y, fomentar esta autofagia en determinados períodos de tiempo, puede aportarnos grandes beneficios. Sin embargo, fomentarla durante períodos de tiempo largos o en momentos en los que no es necesario puede traernos importantes problemas.

El cuerpo humano es bioquímica y constante equilibrio. No hay procesos » buenos» ni »malos» sino que todos son importantes y necesarios para su correcto funcionamiento.

Ana María Amante Gregorio