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EJERCICIO FÍSICO Y METABOLISMO: Autofagia y ayuno intermitente.

¿Alguna vez has escuchado el término de autofagia?

La autofagia es un proceso de reciclaje que ocurre en todas las células y que permite degradar, dentro de los lisosomas, componentes celulares dañados o prescindibles (células que están funcionando mal, estructuras aberrantes, ciertos orgánulos que pueden estar teniendo fallos en su funcionamiento, residuos celulares…). Se trata de una respuesta esencial al ayuno nutricional que se desarrolla para poder adaptarnos a situaciones de estrés celular que pueda haber en el organismo y es un proceso esencial para la homeostasis del organismo.

La AUTOFAGIA ocurre mediante el siguiente procedimiento.

1) Se forma en el citoplasma una vesícula de doble membrana llamada autofagosoma.

2) Esta doble membrana «engulle» los componentes celulares a reciclar.

3) El autofagosoma se fusiona con un lisosoma, un orgánulo que contiene enzimas capaces de «digerir» estos componentes celulares dañados que se deben eliminar.

4) El material se degrada en pequeños componentes que vuelven a la célula como fuente de energía. Es importante destacar que al degradar estos componentes, también se obtiene materia prima para producir, por ejemplo, otras proteínas u otros orgánulos nuevos y útiles (proceso de reciclaje).

Proceso de autofagia.

¿Cómo se promueve la autofagia en el organismo?

Hay muchas herramientas que podemos utilizar para promover la autofagia, pero las más destacadas son el ayuno intermitente y el ejercicio físico de alta intensidad, así como la actividad física en ayunas.

Ayuno intermitente: se considera ayuno a partir de las 12-13 horas sin comer. Y además de promover la autofagia mejora la sensibilidad a la insulina y la secreción de hormona de crecimiento. Sin embargo ayunos demasiado largos podría elevar el cortisol y hacer que entremos en procesos de neoglucogénesis con la consiguiente degradación de masa muscular.

Entrenamientos de alta intensidad: consisten en 20-25 minutos de ejercicios funcionales en los que se elevan las pulsaciones y se activa el sistema nervioso simpático. Además de promover la autofagia tienen otros muchos beneficios. ¿Sabíais que este tipo de entrenamiento aumenta la oxidación de grasas después del ejercicio? 😉

Control de los macronutrientes: es necesario un conteo calórico que favorezca cierto déficit en las calorías ingeridas para que pueda darse la autofagia en el organismo.

Dietas bajas en carbohidratos. En este punto quiero destacar que estas dietas solo benefician nuestro metabolismo durante cortos períodos de tiempo.

Actividad del sistema nervioso simpático: todo lo que promueve la actividad del mismo promueve la autofagia también. Algunas de las herramientas que lo activan son la actividad física en ayunas porque favorece la liberación de catecolaminas ( adrenalina y noradrenalina).

Suplementos: hay ciertos suplementos que pueden ayudarnos un poquito a promover la autofagia como el café o té en ayunas o el aminoácido L-tirosina. También sensibilizadores a la insulina como la berberina y el ácido alfa-lipoico. Sin embargo, la base de todo y las herramientas que mayor impacto pueden tener son el ayuno intermitente y el ejercicio de alta intensidad.

BENEFICIOS DE LA AUTOFAGIA:

Desintoxicación y eliminación de residuos tóxicos en el organismo derivados de la nutrición y la exposición a fármacos y disruptores hormonales tales como el bisfenol A así como de estructuras celulares defectuosas.

Inmunomodulación: la autofagia mejora el funcionamiento del sistema inmunitario.

Mejoras en procesos inflamatorios como es la inflamación crónica de bajo grado. Disminución de las citocinas asociadas con esta inflamación.

Acelera el metabolismo y promueve un uso más eficiente de las reservas de grasa como fuente de energía.

Beneficios a nivel gastrointestinal : el propio ayuno intermitente mejora problemas de permeabilidad intestinal, fermentaciones, colon irritable, enfermedad de Crohn, colitis ulcerosa y otras muchas patologías asociadas al sistema digestivo y mejora la absorción de nutrientes.

– Mejora del rendimiento muscular: favorece el reciclaje que necesita el sistema muscular para eliminar los residuos celulares que se producen cuando hacemos ejercicio. Se produce la activación de células madre satélite que existen alrededor de nuestras células musculares y promueve que se produzcan más células musculares, por lo que favorece la hipertrofia muscular.

Mejora la sensibilidad a la insulina.

Previene el envejecimiento porque la longitud de los telómeros se acorta más lentamente. Así mismo, la pérdida de GH, DHEA, y testosterona (hormonas) es menor con el paso de los años.

Mejora el funcionamiento de las mitocondrias y favorece su biogénesis.

PROBLEMAS DERIVADOS DE LA AUTOFAGIA:

Como cualquier herramienta que en un principio debe de ser beneficiosa, la autofagia mal gestionada o llevada al extremo puede causarnos problemas de salud.

-La autofagia llevada al extremo puede causar catabolismo muscular. Para compensar exceso de actividad se libera cortisol que moviliza aminoácidos del sistema muscular para producir glucosa. Se produce neoglucogénesis muscular.

Alteraciones en el metabolismo: un proceso de autofagia alargado en el tiempo provoca como hemos dicho una liberación excesiva de cortisol, la tasa metabólica basal (gasto calórico en reposo en 24 horas) disminuye, entre otras alteraciones que puede provocar.

-Produce una alerta a nivel endocrino, nervioso y emocional conlleva una elevación de prolactina sobre todo en mujeres. Esto tiene como consecuencia que la TSH se eleve y la T3 disponible en sangre disminuya, con lo cual, el metabolismo se acaba ralentizando mucho y esto puede ser un problema.

-A largo plazo la autofagia también produce que los niveles de dopamina sean bajos. La persona sufrirá altibajos emocionales y desequilibrios en el sistema nervioso y emocional.

-La hipófisis no libera RH (hormona liberadora de gonadotropina), que es la encargada de activar el testículo en hombres y el ovario en mujeres para liberar hormonas sexuales con los problemas que esto conlleva.

Como podemos ver, la autofagia es un proceso fisiológico que cumple una función muy importante y necesaria en nuestro organismo y, fomentar esta autofagia en determinados períodos de tiempo, puede aportarnos grandes beneficios. Sin embargo, fomentarla durante períodos de tiempo largos o en momentos en los que no es necesario puede traernos importantes problemas.

El cuerpo humano es bioquímica y constante equilibrio. No hay procesos » buenos» ni »malos» sino que todos son importantes y necesarios para su correcto funcionamiento.

Ana María Amante Gregorio