¡Buenas noches queridxs lectores de Transforma-T! Como ya se comentó en redes sociales, esta primera semana del mes de febrero comenzamos con un nuevo bloque: EL EJERCICIO FÍSICO. Como ya sabéis, este Blog esta hecho con el fin de comentar la parte científica de los distintos aspectos del cuidado personal, y eso es lo que voy a hacer con este post.
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Habréis oído hablar o habréis leído en muchas partes que el ejercicio físico tiene muchísimos aspectos positivos y beneficios para la salud, por lo tanto, es fácil deducir que el practicarlo mejorará nuestra salud. Este es uno de los temas que tocaré en este nuevo bloque, pero no será en este post. Esto os llevará a preguntaros: ¿de qué va a hablar entonces en este post?
Pues bien, os voy a contar un poquito sobre mi: cuando yo empecé a practicar ejercicio físico de una forma consciente, y digo consciente porque lo he practicado desde pequeña, pero en ese entonces era como un juego, lo primero que se me vino a la cabeza fueron las agujetas de después…
¡Creo que dicho esto ya sabréis por donde voy a ir con el tema de la publicación!
Muchas personas que realizan ejercicio físico habitualmente interpretan las agujetas como sinónimo de buen entrenamiento, e incluso, sienten cierto placer cuando estas aparecen. ¿Es irónico no? Como una sensación dolorosa se puede convertir en placentera… Pero bueno, la cuestión fundamental aquí es: ¿Qué son las agujetas y cómo se producen?
Empecemos pues a adentrarnos en el meollo del asunto:
En primer lugar, hay que tener en cuenta unas nociones básicas de cómo funciona el metabolismo en el cuerpo cuando se hace ejercicio. Al realizar una actividad física, las células consumen energía y la obtienen fundamentalmente mediante un conjunto de procesos denominados respiración celular. Por lo tanto, la respiración celular se podría definir como el conjunto de procesos bioquímicos mediante los cuales moléculas orgánicas son degradadas, proporcionando energía que será utilizada por la célula. La obtención de energía por parte de la célula se puede realizar de dos maneras: mediante respiración celular aeróbica, es decir, en presencia de oxígeno, y mediante fermentación, es decir, en ausencia de oxígeno.
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Hablando de manera general, la respiración celular aeróbica sería la forma habitual que usaría la célula para obtener energía. Sin embargo, hay ciertas condiciones en las que no se usa y, por lo tanto, pasaría a ser la fermentación la forma de obtención de energía.
Esto nos lleva a preguntarnos: ¿Cuáles son esas condiciones?
Como he comentado, la fermentación se da en ausencia de oxígeno, por lo tanto, esta será la forma de obtención de energía en todas las situaciones en las que la llegada de oxígeno a la célula sea insuficiente, por ejemplo, en caso de realizar ejercicio físico intenso o durante un periodo prolongado de tiempo.
¡Aquí viene la ciencia de las agujetas!
Durante la fermentación, entre los productos que se obtienen se encuentran la energía para la célula, pero además, moléculas como el lactato. Cuando se produce una gran cantidad de lactato mediante este proceso metabólico, lo que ocurre es que se acumula en el interior celular y pasado un tiempo pasa a formar cristales. Estos últimos, producen lesiones en las células musculares, inflamación, y, si entran en contacto con los nervios, dolor. Esta sensación de dolor muscular es lo que denominamos coloquialmente agujetas.
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En la parte inferior de la imagen se observa el proceso mediante el cual tiene lugar la fermentación del piruvato para dar lugar al ácido láctico o lactato.
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Como en todas las publicaciones, aquí os dejo el dato para lxs más curiosxs: el uso de la fermentación y la producción de lactato no es un proceso único de los humanos. Existen bacterias que usan la producción de ácido láctico como forma de obtención de energía. Se denominan: bacterias del ácido láctico o bacterias lácticas. Estas bacterias tienen una gran importancia a nivel industrial, ya que se usan en el ámbito alimentario para la fermentación de leche, carne, vegetales etc, con el fin de darle ciertas propiedades organolépticas a los alimentos.
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Y ya para despedirme hasta el domingo que viene, como siempre digo, la química y la bioquímica son herramientas fundamentales para conocer muchísimos aspectos de nuestra vida diaria, así que dejad que os cautiven y disfrutad del conocimiento que estas proporcionan.
Manuela Giraldo Acosta.